ESTADISTICAS
La primera excursión que está recogida documentalmente en los registros de Edutours la llevamos a cabo el 23/09/95 a las Hoces del río Duratón. Apuntábamos ya nuestra tendencia aventurera, pues acabamos hacia las 2 de la madrugada, haciendo autostop para recoger nuestros vehículos y dejamos colgado a un ventero en Sepúlveda con su asado (jamás se creyó que a las 11 de la noche estábamos triscando por montes y quebradas). No fué, sin embargo hasta el 08/03/97 en una excursión al nacimiento de otro río, el Henares, cuando vió la luz la primera crónica.
Hasta ahora, están censadas excursiones a 314 destinos distintos (muchas repetidas varias veces), con un total de 4.670 km caminados, en las que han participado 234 personas distintas, de las cuales 43 nos han acompañado 5 o más veces.
En nuestro debe, afortunadamente, hemos tenido sólo cuatro accidentes: dos roturas de muñeca, una muy reciente contusión costal y, la más grave, el homóplato de Félix, que requiró evacuación y traslado al hospital, lo que hicimos con nuestros propios medios.
El 08/08/96, nos rescató la Guardia Civil (Sereim), en el Barranco de Monachil, en Sierra Nevada, y de aquella experiencia aprendimos mucho, para evitar repetirla.
Nuestra área geográfica, como estamos en el centro, es bastante amplia: Madrid, Castilla-La Mancha, Castilla-León, Andalucía, Extremadura, incluso el País Vasco. Aprovechando algún desplazamiento vacacional, hemos pisado por Mallorca, Castellón, Portugal, etc.
Al principio llevábamos solamente mapa y brújula, incorporando el GPS en una excursión (de nuevo por un río: el Gévalo en Toledo) el 09/01/99. Con las nuevas tecnologías aprendimos a "perdernos" (técnicamente, extraviarnos) mucho mejor.
La excursión más larga en distancia fue al Barranco de Montesinos en Guadalajara (35 km) el 10/05/97 y la de mayor duración (16 horas y media) a la Maroma en Málaga el 14/08/04.
Añado un par anécdotas a las sesudas estadísticas que cuenta el exlesionado cronista: no están contabilizadas las risas en las marchas, por ser incontables, pero el primer día que fui con vosotros me reí muchísimo, la segunda anécdota, a situar dificílmente en el apartado de estadísticas, fue el número cuasi infinito de caracoles que pisamos en la última marcha nocturna.