La pasada noche nuestro protagonista ha dormido a pierna suelta, y bien desayunado ha emprendido a las 6:20 su etapa Boadilla del Campo - Carrión de los Condes (25 km), a donde ha llegado once minutos después del mediodía.
Ha salido con luna llena a 20º del horizonte, por lo que el frontal ha sido innecesario, y ha recordado nuestras marchas nocturnas (que tanto éxito de crítica y participantes tuvieron desde su inicio, y de las que figuramos entre los pioneros), que celebramos en el solsticio de verano cada año.
Al alba había recorrido ya los 6 km que le separaban de Fromista y de su celebérrima Iglesia de San Martín (S XI), joya del románico que no ha podido visitar por estar aún cerrada. Al poco rato es adelantado por Ara, la surcoreana que volvió a por su cámara el día 15 desde el Alto de Valbuena.
Al parecer han pasado juntos la noche (litera con litera, precisa FXP) y le había recomendado visitar precisamente la iglesia de S. Martín. Le pregunta sobre sus impresiones y la tal Ara le contesta que no ha ido. Sorprenden estos coreanos, nos relata, son los alemanes de extremo oriente: hacen teléfonos, barcos, coches, etc. como nadie, pero les falta "cintura".
A veces, en su soledad, nuestro FXP canta (los caminantes solitarios lo hacemos a menudo), cuidando de callar cuando sobrepasa o es sobrepasado a o por alguien: no quiere herir la sensibilidad de nadie (sic). Confiesa que uno de los muchos errores que ha cometido en su vida fue su ingreso en un coro parroquial, y lo mucho que mejoró éste cuando decidió abandonarlo.
En Carrión está alojado en la Casa del Espíritu Santo, regentada por monjas (5 €) y tiene cama individual en una sala para diez personas, ¡todo un lujo! La cena van a prepararla para seis (otros, ya que entre las muchas virtudes que atesora nuestro amigo, la habilidad para los fogones no está incluida).
Al parecer mañana atravesará el ecuador del Camino y piensa celebrarlo con un chute de leche condensada (como véis es frugal y se conforma con poca cosa, pese a los comentarios de los envidiosos)
Por último reporta que le ha desaparecido un calcetín del tendedero, ¡qué misterio! (¿Habrá sido la coreana?) Desde esta tribuna ruego vuestros óbolos para que, por pública suscripción le enviemos por mensajería un par a donde sea menester.