En la dilatada singladura de La Cosa, a algunos nos ha tocado ser sujeto estadístico, es decir, cuanto mayor es el camino recorrido, mayor es la probabilidad de algún percance, entendiendo como tal cuando ha sido necesaria la evacuación del sujeto hacia un centro hospitalario. Naturalmente me refiero a los accidentes en ruta, no a los que a cada cual puedan haberle sobrevenido en circunstancias ajenas a la práctica del "edutoursianismo".
Así JFL, que se partió la boca literalmente en Castro Valnera, el Senador FX2+A, que se despeñó hace quince años (cómo pasa el tiempo), también literalmente con resultado de fractura de escápula y herida abierta en la rodilla, rótula incluida, en el cañón (chiquito pero matón) del río Cofio. Hace aún más años nuestro desaparecido compañero Joaquín, que se fracturó la muñeca resbalando en el hielo bajando del Pico del Lobo, igual que el propio Cronista, entre El Tres Provincias y la Cebollera Nueva, en un desafortunado tropezón. También del mismo autor, rapelando en las Chorreras de Enguídanos con fisura de costilla y vértebra. El DGC que se nos cayó de una muralla almenada en el Castillo de Almenara y casi se parte la crisma, pero sólo fueron varios metacarpianos.
Mucho más recientemente Cristina en los Cortados de Uña, la tríada (ligamento cruzado anterior, ligamentos lateral y menisco) de la pierna derecha, que precisaron de intervención quirúrgica y varios meses de rehabilitación.

Bueno pues ayer le tocó a María José (Histórica). Nos proponíamos hollar la Rambla del Avellano, en los límites del P.N. del Alto Tajo, solitario, agreste, de complicado, aunque senderista (no montañero), tránsito, de extremada belleza, cuando un mal resbalón, en los bolos calcáreos del recorrido, que debíamos sortear continuamente, devino en una fatal caída cuando llevábamos dos horas exactas de ruta y cuatro km. (lo que da idea de lo fragoso del recorrido). Se le rompió el radio (no la radio, que no portaba), más técnicamente "fractura del tercio distal del radio derecho", y como siempre (fruto de la experiencia), una vez estabilizada "encabestrillada" y con aplicación de frío en la zona afectada, fue solícitamente acompañada por todo el somatén (éramos once, incluida la doliente) de regreso al origen (otra hora media) para ser evacuada a un centro hospitalario donde se le redujo la fractura, que será objeto de una próxima intervención quirúrgica.
La próxima vez, con bastones (2), MJH.
Todos te deseamos una pronta recuperación, porque como (dicen que) dijo el General McArthur: "We shall return" (contigo a la Rambla del Avellano, volviendo por el Barranco de la Fuente Nueva, que quedaron inconclusos)