LO QUE PASÓ (URBIÓN-2)
En primer lugar la carretera de subida a la Laguna Negra estaba cortada por nieve helada y hubimos de dejar el coche en el cruce con la pista que va al Refugio Boca del Prado, lo que ya nos contrarió, pues suponía hacer (entre asfalto y nieve) casi 4 km. suplementarios y un desnivel adicional de 150 m. Sin embargo, esto desanimó a muchos turistas y, a pesar del magnífico día, no había, cuando llegamos a la misma (completamente helada), mucha gente. Ya por la tarde, al regreso, la carretera estaba transitable y el gentío consuetudinario (después de la jamada y la copita) ascendía en tropel y con zapatillas.
Nos llevó casi una hora el subir desde el inicio hasta la laguna. Allí nos pusimos los crampones, necesarios durante todo el recorrido, porque la nieve estaba muy irregular: helada en muchos puntos, y en otros quebradiza . Incluso nos hundimos en varios puntos.
Llegamos a la Laguna Helada, y ya, en el ascenso hacia el Collado Arenoso, que se veía franco y abordable, este Cronista, cansado, dijo que no subía un metro más (el desnivel acumulado entonces era de 805 m), a pesar de que la cumbre estaba a poco más de 1 km y 350 m más arriba.
Así que nos dimos la vuelta y en la bajada, por los Llanos de la Sierra desde las alturas de la Laguna Helada, nos enterramos hasta la cintura, mientras se formaban las clásicas bolas de nieve rodando terraplén abajo. En uno de esos hundimientos Fx+A hizo una finta girando sobre su eje, viniendo a dar con su cadera en una roca asesina, y se rajó la mano.
Debidamente restañado de urgencia, seguimos nuestro descenso, y como no era grave, antes de ir al hospital en Soria, donde le dieron nueve puntos, paramos a celebrarlo (1) en el mesón Los Ranchales con unas cervezas, torreznos y el fabuloso revuelto de hongos que no queríamos perdernos (es que nos pillaba de camino al hospital). Como tales viandas fueron, aunque exquisitas, bien frugales, al salir del hospital, nos fuimos de pinchos en la misma Soria antes de regresar a Madrid (2)
(1) obviamente lo que celebramos fue el magnífico día, no el aciago percance de Fx+A que, pese a ser el mayor accidentado en La Cosa (cuida con minuciosidad este récord), sigue considerando que el precio que ha pagado es aún muy bajo para lo que ha disfrutado. Eso es ser un genuino Edutoursiano: por eso, y por su edad, es Senador. Recordad niños y niñas nuestro lema, que está en nuestro escudo: Senatus Populusque Edutousianus (SPQE).
(2) Por cieto, el médico que le atendió, no se explicaba cómo veníamos desde Madrid a subir al Urbión (y ya van al menos cinco veces), cuando él, soriano, nunca lo había hecho. O mucho me equivoco o acabará por hacerlo a ver qué es lo que hay allí. Me temo que, o se convierte gracias a ello en montañero o pensará, como el común, que nos falta un tornillo.
Si es que ya no tenemos edad... para dejar de hacer esto 🙂 Never give-up !!!
El día que dejemos de hacer lo que hacemos se habrá acabado la edad, estaremos muertos. Los pescadores suelen hacer un homenaje periódico a sus colegas que la mar se llevó. Saben que hay que pagar un tributo por lo que el mar les da y les hace vivir. La Naturaleza nos pide también a nosotros algún accidente. Mientras que sean huesos o liños rotos la cosa va bien.