DESPEÑAPERROS
Después de once años, volvemos por estos pagos. Poco ha cambiado, afortunadamente (cuando se trata del medio ambiente, los cambios suelen ser, por desgracia, para peor), si acaso la canaleta de Valdeazores, que antaño daba servicio a una fuente, y parece que está fuera de servicio.
Siguen observándose ciervos y un buen número de rapaces. Ausencia casi total de personas (algún ciclista en solitario), pese a la mansa climatología y a que ahora hay carteles indicadores de dirección. Que siga así mucho tiempo más.
El Parque Natural conserva en su seno una joya histórica, cuyo nombre popular, fruto del ingenio andaluz es "El Empedraillo" que no es sino un pequeño tramo de la vía romana que atravesaba Sierra Morena por el Puerto del Muradal, uniendo la Meseta (Toletum) y Andalucía (Corduba). En las cercanías del Collado de la Estrella, aún en 1546 existía una venta, denominada de Malabrigo (homónima del cercano promontorio). Este camino aparece inventariado en esa fecha en el Repertorio de Vías Romanas de Juan Pedro Villuga. Por esta vía subirían hacia el norte los ingentes cargamentos de las minas de plata del Centenillo y otros de los ricos yacimientos de Sierra Morena, de donde se abastecían las cecas del Imperio para las acuñaciones de moneda.
Lo asombroso de este pequeño tramo de calzada de apenas un centenar de metros de longitud es su perfecto estado de conservación, ya que guarda su factura original sin haberse restaurado jamás. Es emocionante pensar que las piedras que pisas fueron colocadas en ese lugar dos mil años atrás.
Aunque ya de por sí esta maravilla justifique el itinerario, el Parque Natural, además de unos paisajes magníficos, encierra otras sorpresas: las ruinas del castillo árabe del Ferral, conquistado la víspera de la batalla de las Navas de Tolosa (14/07/1212), la Cueva de José María el Tempranillo, en el Barranco de la Niebla, las curiosas formaciones geológicas de Los Órganos y otros barrancos y quebradas, restos de antiguas minas, y mucho, mucho más. Y, para mayor abundamiento en casi absoluta soledad.
En las cercanías (Aldeaquemada) está la bellísima Cascada de la Cimbarra (río Guarrizas) y la Cueva de los Muñecos en el Collado de los Jardines. Por mor de la barbarie e ignorancia de las gentes, hoy día están desaparecidas las pinturas rupestres de las paredes de este abrigo, que, después de aguantar miles de años, han sido salvajemente destrozadas hace menos de treinta años, ante la indiferencia de las autoridades.
Cierto que lo de caminar por la calzada romana, pero lo más sorprendente para mi se produjo al bajar del último observatorio y preguntarle al DGC "qué tal?". Su respuesta fue: "bien, he aprovechado para arreglarle la bicicleta a Almudena?" ".... pero coño, Edu, si hemos venido andando" le dije, pero puso cara de poker ante la inminente llegada de Yolanda. Curioso. Esa habilidad del Edu le ayuda a perderse y la del cronista con el pridigioso artefacto hace que no nos perdamos ... pero ¿qué pérdida es peor?
¿alineación de sesteantes? o ¿montañeros aguerridos y aventureros pastando? ...vamos, vamos... Las personas en la Peña del Malabrigo no concuerdan, cada una mira para un lado diferente. La única que sigue mis consejos, lo de tocarse cuando nos hacen fotos, es Almudena. Claro, toca a Edu, le estaría preguntando algo de su bicicleta. La foto va concordando. Envidia da veros.