¿QUÉ PASÓ EN EL BARRANCO?
Con nocturnidad, pero sin alevosía, os lo aseguro, conseguimos bajar por el desconocido barranco de Valdelalosa con el culo a rastras, y sin rompernos la crisma. A pesar de que las piedras rodaban a nuestro alrededor, llegamos abajo y, para salvar las zarzas hubimos de trepar la pétrea ladera donde casi nos quedamos sin Sole (rescatada de las profundas negruras y solícitamente restañadas sus heridas). Por una vez hubimos de cuidar de la que cuida.
La representación teatral de Yuba, aunque sin aplausos, salió como estaba prevista, y los CHF mañaneros reconfortaron nuestros estómagos y espíritus. Espero que no guardéis rencor a este Cronista por la encerrona barranquera.
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Para alimentar las peleas y comentarios como en el pasado, no esperes más.