Otra ruta inédita, y que merece la pena reseñar para quien quiera disfrutar de algo distinto.
Menos técnica que la del Barranco del Tajuelo, camino del Estrecho del Horcajo, es mucho más aventurera y sus paisajes más espectaculares. Para recorrerla, hay que huir de los calores veraniegos, aunque siempre queda la posibilidad de refrescarse en el Tajo.
La ruta comienza en Peñalén, en el km. 15,2 de la CM-2101. Poco antes de llegar a las primeras casas (viniendo de Villanueva de Alcorón), justo antes de una pronunciada curva a la derecha, nace por la izquierda una buena pista terriza. Se trata del Camino de Zaorejas, a la entrada del cual hay una cruz funeraria que nos servirá de referencia.

Dejamos nuestro coche y comenzamos a caminar. A 1,5 km. del inicio nos desviamos a manderecha por un carril por el que recorremos otro kilómetro y medio hasta una bifurcación en la que optamos por la izquierda, haciendo lo mismo en la que nos encontramos 800 mts. más adelante. Bajamos al encuentro del Barranco de Despeñaborricos; el carril lo cruza y asciende por la margen contraria. Nosotros lo abandonamos en este punto y nos internamos en el barranco hacia la derecha, buscando el mejor paso entre la fronda. Al poco vamos a observar la traza de un antiguo camino, hoy muy deteriorado pero practicable, que, unas veces por el propio cauce y otras a su vera, desciende con decisión hacia la depresión del Tajo.
Poco a poco nuestro barranco se va encajonando y, cercana la confluencia con el Barranco Barbujoso (por el que otro camino, hoy completamente perdido, bajaba también al Tajo), nuestro camino se separa de la hondonada y, discurriendo por la margen izquierda, va ganando poco a poco altura, auxiliado por toscos contrafuertes, que el paso de los años ha derrumbado en algunos puntos. Al final, para salvar un fuerte desnivel, baja en zigzags y termina en una pequeña pradera.
La atravesamos y en pocos minutos llegamos a la Fuente de la Toba, junto a la que se encuentra el refugio homónimo y la pista que bordea el Tajo por la que discurre el GR-10.
Nuestra ruta continúa por la derecha, pero antes vamos a acercarnos a la deliciosa cascada que forman las aguas que acabamos de ver nacer cuando rinden sus aguas al Tajo. Para ello giramos a la izquierda unos metros hasta una campa jalonada con una empalizada a modo de balcón. Desde éste podemos ver bellas vistas del río (aguas abajo podemos contemplar la Peña Horadada), Al final de la baranda de madera nace una precaria senda (cuidado con los resbalones), que nos lleva hasta la misma orilla del río. Una corta trepada hasta una roca nos abre el extraordinario paraje de la cascada.
De nuevo en la pista, enfilamos aguas arriba para regresar a Peñalén, pero vamos a disfrutar del recorrido (pese a que la pista está abierta al tráfico rodado) por los magníficos paisajes, de gran fuerza y belleza, que vamos a atravesar.
En primer lugar Los Estrechos, luego Las Juntas, donde el río Cabrillas entrega su caudal al Tajo, acabando con el Estrecho de Valdepedro y el Puente de Peñalén, situado bajo aquél, y al que podremos acceder un centenar de metros más adelante por una desviación. Atravesando el puente, se llega hasta Molina de Aragón pasando por Baños de Tajo, siguiendo la cañada que enlazaba Andalucía con Zaragoza. El puente fue costeado por el ayuntamiento de Peñalén con los ingresos de la madera que, hasta principios del pasado siglo, bajaban los gancheros por el Tajo, camino de Aranjuez.
De nuevo en nuestra pista, y a 1 km. del puente, encontramos a nuestra derecha una fuente: la Fuente de la Tobilla o del Vivero e, inmediatamente, la desviación a manderecha que sube hacia Peñalén (4 km) a donde llegaremos tras pasar por una de las minas de caolín con que cuenta el municipio, la Mina Santa Engracia, actualmente inactiva.
Habremos completado el circuito, recorriendo unos 17 km, con un desnivel aproximado de 400 m en unas 6 horas sin contar paradas.

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