Ya en la estación de Puerta de Atocha, el vagón de FX+A destino Pamplona estaba rebosante de peregrinos de cualquier lugar. A la altura de Guadalajara, una taiwanesa le preguntó en inglés que si todos los árboles que se veían eran olivos. FX+A aprovechó la oportunidad para darle una teórica (magistral, a buen seguro) sobre encinas, cerdo y jamón pata negra. La muchacha iba apuntando en su bloc con primor todo cuanto nuestro amigo le explicaba; incluso llegó a pedirle que le dibujara una bellota (sic) (1). De Guadalajara a Pamplona hay un largo trecho, sobre el que, sin embargo, nuestro peregrino no nos ha facilitado reseña.
A las 19 horas llegó a Roncesvalles nuestro prota. Como esta vez va de pobre, sin séquito (en la ocasión anterior le acompañaba su fisioterapeuta), se alojó en el Refugio del Peregrino (6 €), cenando el menú de rigor (9 €).
Antes de la cena, a las 20 horas, acudió al Monasterio, en donde asistió a la Misa Mayor, oficiada con gran boato: 5 celebrantes (o sea, curas), órgano (instrumento musical), etc. Los saludos se dedicaron a representantes de al menos 25 nacionalidades. Señala el protagonista que, por la noche pudo verificar esta circunstancia, pues ronquidos y ventosidades tenían, efectivamente, acento y aroma internacionales.
Se apagaron las luces (los grillos lorquianos, en cambio, no se encendieron: no deben abundar en Roncesvalles) a las 22 horas.

(1) Ruega nuestro colega que no se malinterpreten los hechos, de meridiana y pristina llaneza.