¡VAYA SEMANITA!
Tal como anunciaba la semana pasada, vuestro Cronista se fue a Sierra Nevada, pero el lunes 12, su hijo, de visita familiar, propúsole dar un n-simo paseo por el Caminito del Rey (modífico), porque un amigo de este último quería conocerlo. Allí nos encaminamos, pues, y durante el recorrido rememoramos aquella ocasión, hace más de 25 años en que recorrimos el antemodífico, hasta que superado el umbral de resistencia a los sobresaltos decidimos dar la vuelta no fuera a ser que apareciera un nuevo agujero justo en el momento de nuestra pisada, o que la desvencijada y descompuesta pasarela, se separara aún más de la pared de lo que ya estaba.
Hoy día es un simple paseo, muy interesante y espectacular pero se echan de menos aquellas soledades de entonces. No se puede tener todo.
Pero volvamos a Sierra Nevada. El Cronista contactó el año pasado con un grupo de montaña (vamos a llamarlo hermano mayor: Patapumparriba) que, gentilmente y a pesar de postular sin referencias se mostraron inclinados a aceptarlo.
Al regresar por estos lares, el citado contactó nuevamente con ellos, proponiéndole se sumara a una excursión que planeaban a La Alcazaba para esta fin de semana. La propuesta era salir desde Trevélez, pasar la noche en Siete Lagunas para atacar al día siguiente el ascenso a la citada cumbre y descender por el Alto del Chorrillo.
Salimos este viernes, con un calor de mil demonios, a las 17:15, llegando a las 19:20 al Refugio de la Campiñuela, a 6 km del inicio, después de salvar un desnivel de casi 1000 m. Aún nos faltaban 3 km y 600 m más de subida para alcanzar la Laguna Hondera. Íbamos a tener que hacer de noche la parte más difícil del camino (la trepada entre canchales de las Chorreras Negras), así que decidimos quedarnos a pernoctar en el solitario refugio. Cabíamos cómodamente los cuatro que componíamos la expedición (Juan Carlos, Manolo, Rafa y el propio Cronista) y fue todo un acierto porque, a resguardo del relente y de la, a veces, brisa frescachona, descansamos razonablemente.
La mañana del sábado, con renovados bríos, acometimos el ascenso a Siete Lagunas. Desde el inicio, Rafa se colocó en vanguardia, y el Cronista en retaguardia. Su propósito no era ya La Alcazaba, sino el Mulhacén y debía apretar el paso. Por su parte, tanto Juan Carlos como Manolo esperaban de vez en cuanto al rezagado, que a punto estuvo de renunciar a Siete Lagunas. Los tres, sin embargo tenían ya claro que ni Alcazaba ni Mulhacén serían su objetivo de la jornada.
Convinieron con el "máquina" encontrarse en el Alto del Chorrilo, mas héteme que cuando ascendían desde la laguna en pos de la ruta hacia el citado Alto, se apareció la Virgen (como gustaba decir nuestro edutoursiano y amigo Joaquín, DEP), esta vez en forma de granaina y avezada montañera, que advirtió de la abyecta bajada desde el repetido alto hacia Trevélez, lo que provocó el espanto del Cronista, al escuchar los gemidos de sus rodillas, especialmente los gritos de la izquierda. Así que optó por darse la vuelta y volver por el camino conocido, mucho más tendido.
Asombrosamente los cuatro acabaron en el mismo momento en Trevélez, y para celebrar el buen fin de la jornada la acabaron ante un plato alpujarreño (1) en el Restaurante Álvarez, en la plaza del pueblo.
El Cronista agradece, en primer lugar, la acogida de sus compañeros, y en segundo la comprensión y paciencia que para él tuvieron por su ritmo más lento (en su descargo, no obstante, apela a su condición senatorial, que lleva aparejada una edad, en este caso bastante más provecta).
http://gmpatapumparriba.blogspot.com/2019/09/trevelez-mulhacen-3479-mts-sierra.html
(1) el "plato alpujareño" se compone de: huevo frito (CHF), un chorizo, una morcilla, una loncha de jamón y patatas a lo pobre.
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Veo que el cambio de aires, de compañía, la buena alimentación, el descanso continuado no hacen mella en tus ganas de subir, a pesar de los riesgos que conlleva el acarreo de esa mochila ventral fruto de tantas y tantas cervezas + CHF's... ya sabes lo que decía el anuncio: "no pesan los años, pesan los kilos"... A disfrutar !!!
También pesan (y mucho) los años, la caló, etc. En cualquier caso, Sierra Nevada en verano no tié ná; el paisaje es feo (y soy piadoso). Nada que ver con nuestras amadas sierras centrales, la Ibérica, Guadarrama, Ayllón,,, Incluso el Moncayo, con lo pelao que es, es más bonito. En invierno, con nieve ya es otra cosa, porque en cualquier momento te pones en los 3000 m, sin tan siquiera hacer cumbre. Cualquiera de las
sierras Malagueñas es mucho más atractiva y me pilla más cerca.
Espero que tú también, en tu línea, sigas subiendo más y más alto.
Añado, para refocile de la piancia, que pese a calambres cero, tengo una agujetas en los sóleos, achacables en la bajada de campeonato. menos mal que, piadoso como soy, hice caso a la Virgen. No quiero ni pensar si llego a bajar por la Loma de los Peñoncillos y las Chozas del Chorrillo en qué lamentable estado me encontraría 🙂
Lo dicho, con años, con kilos y con todo a la vez... te CONMINO a organizar una invernal en condiciones al Mulhacen, cuando esté llenito de nieve please...
Oca, acepto