CIUDAD ENCANTADA DE TAMAJÓN Y CAMINO DEL ARCIPRESTE
DATOS TÉCNICOS | Tipo de ruta: lineal | Desnivel neto: -93 m; |
Fecha: 22/02/25 | Distancia recorrida: 9,4 km | Desnivel acumulado: 164 m |
Núm. de participantes: 10 | Tiempo empleado: 4h15 |

CRÓNICA:
Animado por la atractiva ruta de la semana anterior por estos mismos parajes del Cronista con otros cronopios en día lectivo (vetada por consiguiente para la edutoursiana grey currante), el citado propone una alternativa más amena obviando un retorno áspero por caminos yermos con poco interés, primando en cambio una visita con más detalle a las formaciones calcáreas que constituyen la denominada "Ciudad Encantada" de Tamajón, menos extensa por supuesto que la conquense de la que ha tomado prestado el nombre.
Como la ruta es en travesía, llevamos por la infernal carretera de servicio del embalse de El Vado varios coches hasta la presa, volviendo con el del cronista por Retiendas hasta el "Área de Tamajón", en donde previamente habíamos tomado algún café (y algunos desayunado) para, a continuación, desplazarnos hasta el punto de inicio, en la carretera GU-211, a escasos 300 m de su nacimiento. Toda esta logística es la razón de comenzar la andadura relativamente tarde (a las 11 de la mañana)
Empleamos algo más de una hora en recorrer los curiosos recovecos rocosos que hemos abordado por una zona recoleta y sólo cuando nos aproximamos a la carretera empezamos a encontrar gente. Tras acercarnos a la Ermita de los Enebrales, volvemos hacia los roquedos para, poco más adelante cruzar la carretera hacia una explanada donde hay aparcadas multitud de autocaravanas. La mayor parte de sus ocupantes están algo más lejos en sonoros grupos y el Cronista en sus afanes solitarios propone ascender por una de las canales a la parte superior de la mesa calcárea, siendo fielmente secundado por el resto catervario. Seguimos a la búsqueda de un sendero, tratando (y consiguiendo) evitar el paso por Tamajón hacia el paraje de Ogasco, faldeando el Alto del Lomo, para alcanzar el camino del depósito de aguas.
Afortunadamente, aparece la senda que nos lleva hasta ese camino y al llegar al depósitos los estómagos reclaman un receso para vaciar nuestros zurrones y llenar nuestras andorgas recuperando fuerzas para el resto del itinerario. Parapetados del céfiro en unas matas a levante (el depósito no nos sirve por sus olorosas emanaciones) damos cuenta de nuestros viáticos y reemprendemos la marcha, bajando ahora junto al naciente Arroyo de las Hoces, cuyo manadero en una profunda grieta nos detenemos a contemplar.
Al final del camino, cuando estamos a punto de iniciar el pronunciado descenso, el esqueleto de una construcción, posiblemente en su día aneja al azud del valle o incluso a la de la presa, llama nuestra atención antes de emprender la ardua bajada y el consiguiente vadeo del arroyo antes de llegar al azud del Arroyo de la Virgen al que poco antes ha rendido sus aguas el de Las Hoces, donde se controla el túnel del transvase Sorbe-Jarama, que desde el embalse del Pozo de los Ramos en el primero, trae agua al segundo.
Tras visitar las instalaciones del azud especulando sobre las funciones de las mismas, poco nos queda ya para alcanzar tras un breve repecho el embalse de El Vado y el monolito a Juan Ruiz, Arcipreste de Hita.
Allí, junto al monumento y a los coches de apoyo quedan esperando al resto Cristóbal y Fx+2A, mientras el somatén atraviesa el dique secundario del pantano para, tras dejar atrás el poblado de la presa, llegar hasta la misma. El embalse de El Vado, destinado al abastecimiento de agua a Madrid es, junto al de La Aceña en Peguerinos (Ávila), los dos únicos a este propósito ubicados fuera de su Comunidad y perteneciente, por tanto, al Canal de YII. Aunque su construcción dio comienzo en 1920, no fue sino hasta 1954 que se culminó, aunque no entró en servicio hasta 1960, una vez acabada la construcción del Canal del Jarama.
De regreso a Tamajón (por Retiendas), dado lo avanzado de la hora, y la escasa cortesía del personal del Área de Tamajón, decidimos cambiar el destino para nuestro cehachefeo (*). Lo intentamos, infructuosamente en Retiendas, y entonces Rastreator propone un restaurante a manderecha antes de llegar a Tamajón, anunciado en la carretera, denominado "El Portón de Sonsaz" lo que fue un acierto porque comimos bien, con atención extraordinaria y a un precio muy razonable.
(*) Como se recoge en el Gran Diccionario de Siglas Edutoursianas, denomínase cehacheefear al acto de llenar la panza con CHF (Consabidos Huevos Fritos, lema de nuestra Curiosa Agrupación, incluido en nuestro logotipo)























