HISTORIA DE UNA ESCALERA

es una obra teatral del insigne Buero Vallejo, estrenada en el teatro Español de Madrid en 1949, y representada múltiples veces posteriormente. La acción transcurre a lo largo da varios lustros en una casa de un barrio popular, relatando las relaciones entre los vecinos.

Pues Edutours® tiene su propia "Historia de una escalera" pero mucho más modesta y, en este caso, escalera de mano. Vamos con ella.

Nuestra ruta "reina", que ya hemos glosado aquí más de una vez, es la de "Los Cortados de Uña" que, partiendo de la localidad conquense de Uña, en plena Serranía de Cuenca, discurre por la Muela de la Madera y baja por el Royo de la Madera a Las Catedrales para seguir una pista que nos lleva al Acueducto de Riofrío regresando a Uña por el Canal de la Toba. Desde el 10 de Marzo de 2001 la hemos recorrido una docena de veces con variantes, si bien básicamente es como queda descrita.

Todos/as los/as cronopios/as (1) de pro la han transitado, al menos una vez, y muchos han repetido, incluso varias veces. Ello, unido a la belleza salvaje de los parajes por los que transcurre, le han otorgado el máximo galardón dentro de la Cosa.

Pues bien, el descenso por el Royo de la Madera, implica salvar un desnivel por una tronera (antiguo desagüe de un arroyo de escorrentías) de unos 4 ó 5 metros, divididos en dos tramos de 2 y 3 metros aproximadamente. Para el segundo y más largo había insatalada la primera vez que llegamos a tal paraje una tosca escala, que acabó destruida con el transcurso del tiempo y que nos propusimos reemplazar porque sin ella no había modo de llevar a cabo el descenso sin rapelar.

En nuestras correrías habíamos estado en las Salinas de la Olmeda de Jadraque, cuyas instalaciones, abandonadas y vandalizadas estaban ruinosas y habíamos visto una escalera de mano de madera, bien construida y seca por el salitre, que pensamos sería idónea para remplazo de la del Royo.

Teníamos prevista una ruta por los Cortados de Uña el ´sábado 12/11/05 y la víspera el Cronista , a la sazón ya residente en Guadalajara se fué hasta las Salinas acarreando con la abandonada escalera, y pernoctando en Uña junto con Fx+2A y su entonces pareja para colocar a primera hora del día siguiente la escalera subiendo por Las Catedrales de manera que en la ruta posterior, ya con el resto de la mesnada, poder llevar a cabo el descenso.

Muchos avatares sufrió la tal escalera a lo largo de los años, incluso fue sustraída durante un tiempo e instalada en la cercana Cueva del Tío Manolo (2) cuya entrada tiene un notable descenso, aunque posteriormente fue devuelta al Royo. El tiempo con sus inclemencias acabó por desgracia destruyéndola también. La última vez que fuimos a este paraje (hace año y medio) había otra escalera, menos artística, pero igualmente útil. El tronco que una vez bajamos con cuerdas y gran esfuerzo para el primer tramo sigue, afortunadamente, en buen estado.

Nunca llegamos a poner en el lugar el cartel que reproducimos en esta entrada, que plastificamos convenientemente, pero en él se da testimonio de nuestro desvelo.

(1) cronopio/a, según reza el Gran Diccionario de Siglas de Edutours es equivalente a edutoursiano/a.

(2) interesante ciueva que también hemos explorado hasta llegar a un lago al fondo del cual se oye una potente caída de agua que se filtra por una diaclasa desde la parte superior de la Muela. Desde la orilla del lago nace una galería, que denominamos "de la viga" (por una formación perfectamente cuadrangular que semeja un travesaño) por la que el único avance posible es reptando dado que el techo baja paulatinamente hasta imposibilitar el avance.

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2 thoughts on “HISTORIA DE UNA ESCALERA

  1. Félix Santos dit :

    Antes que instaláramos la escalera bajábamos a través del tronco de un árbol al que se le habían cortado sus ramas y sus muñones hacían de peldaños cuando no se dejaba deslizar el cuerpo a través de ellos. Estos tenían entre 5 y 15 cms. Mi pareja de entonces dijo al bajar del tronco que le iba a poner un piso.

  2. JFelixl dit :

    Q ruta tab¡n "singular" con su escalera, su somier, sus pinchos y lloviendo a cubos... y qué jóvenes eran los senadores 🙂 Siguen siendo jóvenes, pero de espiritú !!!

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