En Lugo hay un municipio de este nombre, que lo ha cedido al embalse que dejó sumergido un bello pueblo, Portomarín, en el Camino de Santiado, cuya iglesia-fortaleza de San Juan o San Nicolás fue trasladada piedra a piedra al nuevo enclave. Este cronista, que conoció de niño (gracias a su provecta edad) el antiguo Portomarín asistió al nacimiento de una nueva industria local (la tarta de almendra "mais famosa de toda Galicia") de la mano de la familia Ancano, modestísimos artesanos en sus inicios.
En su deambular compostelano, muchos años después y acompañado de buenos amigos, pasó por estas tierras, antaño solitarias, hoy bien nutridas de personal, hace unos años.
También le cupo la fortuna, allá por los 70 del pasado siglo de conocer a uno de los artífices de la construcción del nuevo Portomarín, en A Coruña, a la sazón ingeniero de la hidroeléctrica Fenosa (ya sabéis aquello que se decía por estas tierras; Galicia, terra nossa e do conde de Fenosa, por el poder que tenía el Sr. Barrié de la Maza, íntimamente ligado a las fuerzas del dictador (creo que al Cronista nótansele sus orígenes gallegos y liberales).

Bueno pero tras este rollo, por el que pido sinceramente se me perdone, vengo hoy a traer a colación una ruta que, tal día como hoy (y dieciocho años más jóvenes), hicimos a Gredos a la Peña de Belesar, que nada tiene que ver con el encoro suprascrito, salvo compartir el nombre.
Nieve había, y abundante, y aún guardamos en nuestro recuerdo ese día magnífico, que nos ayuda a sobrellevar el encierro de estas semanas.

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