Hace quince años, en febrero de 2002, el Cronista, con su hijo Alberto y con el DGC como compañeros, recorrió este interesante barranco, en el término de Valtablado del Río, en el Alto Tajo. Y, acompañando esta vez a cuatro selectos edutoursianos (dos mozas y dos mozos), lo ha vuelto a hacer. Bueno. más que hacer, a perpetrar.
Afortunadamente decidió acortar la ruta, que al final quedó en 18,1 km, atrochando por el llamado Camino de los Arrieros, hoy prácticamente perdido. La verdad es que en estos quince años, debido sin duda a que por esa zona, una de las más salvajes de este P.N. no ha debido pasar demasiada gente, y los -antaño- senderos, hoy día son apenas trochas de animales (incluso en las orillas del propio Tajo, son franqueables a duras penas).
Para esos edutoursianos que tildan este tipo de rutas "senderistas" de "mariconadas", les diría que, pese a que el DA no superó los 550 m, esta marcha ha resultado mucho más dura que, pongamos, la subida al Ocejón por las Chorreras desde Valverde, tanto por el esfuerzo como por la dificultad técnica. Especialmente en la parte final del barranco con pasos similares a los de espeleo, abriéndonos camino entre grandes bloques de piedra.
Cuando ¡por fin! encontramos el ansiado carril que nos facilitó los últimos 2,5 km de ascenso hasta Valtablado, después de horas de marcha, nos pareció una bendición acabar con nuestra lucha particular contra la vegetación que se resistía a dejarnos pasar.
Eso sí, en algún breve receso junto a las verdes y limpias aguas del Tajo, nos refrescamos y "pediluviamos" para soportar el tremendo calor que nos hizo penar aún más en nuestro avance.

De todas formas, los parajes que hollamos fueron de tal belleza, que el esfuerzo bien mereció la pena.

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