BREVE APUNTE SOBRE LA SIDERURGIA CONQUENSE Y OTROS TEMAS.
Me vais a permitir la publicación de estas notas que en su día redacté, pues hacen referencia a numerosos parajes por los que hemos transitado, y creo que es interesante enlazar tan bellos lugares con su pequeña historia, a veces con más coincidencias entre ellos de las que cabría pensar en principio.
La “entidad singular de población“ denominada Puente de Vadillos (sin duda porque hay sendos puentes: sobre el Cuervo y el Guadiela que allí unen sus aguas), está integrada en el municipio de Cañizares. En ella se ubica la única instalación industrial de la zona (si exceptuamos la cercana planta embotelladora de Solán de Cabras): la fábrica de carborundo (1).
En la misma confluencia de ambos ríos, Cuervo y Guadiela (2), acaba el embalse de Molino de Chincha, construido en 1947 para aprovechamiento hidráulico. En el Estrecho de Guijarro se levantó el muro de hormigón y a su mismo pie se ubica la correspondiente central eléctrica. Un canal conduce parte de las aguas durante 6 kms. a través de la Hoz de Tragavivos hasta una segunda central eléctrica denominada El Infiernillo, ubicada en la Herrería de Santa Cristina.
Hasta principios del pasado siglo XX estas aguas servían de vehículo a la rica producción maderera de la zona. En efecto, tanto en Cuenca, a través del Guadiela, como en Guadalajara, por el Tajo, los “gancheros” (3) guiaban los troncos talados en los bosques hasta Aranjuez con una gran pericia sorteando rápidos y saltos de agua. Esta aventura hoy sería imposible por la existencia de numerosos embalses que interrumpen la continuidad del curso de las aguas. Precisamente en estos parajes se encontraban algunos de los puntos más conflictivos del trayecto: la travesía de la Hoz de Tragavivos (su nombre es bien descriptivo) y el Estrecho de los Toriles, del que hablaremos más adelante.
A la salida de la población, por la izquierda, un camino terrizo, asfaltado en sus inicios, con la indicación “Embalse del Molino de Chincha”, nos conduce hasta el exiguo “aparcamiento” junto al Estrecho de Guijarro y la presa, paraje de indudable valor plástico y paisajístico.
Toda la zona geográfica que comprende la Serranía de Cuenca y su perímetro, fue desde la antigüedad, aprovechada para la minería del hierro y del carbón. Hay constancia de que los celtas, y luego los romanos, aprovecharon la abundancia de estos minerales. En la cercana población de Cueva del Hierro los celtas extraían este mineral, que, combinado con el carbón vegetal procedente de los grandes bosques existentes les proporcionaba la materia prima para la confección de sus herramientas, útiles y aperos.
Los romanos perfeccionan las técnicas extractivas y colman la zona de vías para facilitar las comunicaciones. Una calzada que, procedente de Segontia (Sigüenza), y pasando por Ercávica (a 5 kms. de la actual Cañaveruelas), Alcantud, el Estrecho de los Toriles (4) y Santa Cristina (5), seguía hacia Bilbilis (Calatayud).
En muchas zonas se pueden apreciar aún restos del carboneo (técnica que consiste en la producción de carbón vegetal a partir de la combustión incompleta de la madera), aunque estos restos, obviamente, son mucho más recientes.
Tras el largo paréntesis del medioevo, en los siglos XVI y XVII resurge la siderurgia, apareciendo “ferrerías” y “martinetes” en numerosos puntos cercanos al área que nos ocupa: además de la mentada de Santa Cristina, pueden citarse las de El Tobar y Vega del Codorno en el río Cuervo, del Martinete en el Tajo, entre las provincias de Cuenca y Guadalajara (6) y Huélamo en el Júcar.
Muy posteriormente, ya en época contemporánea, la burguesía industrial vasca fija sus ojos en las riquezas mineras de la comarca, y varias familias relacionadas con la industria siderúrgica, entre las que figuran los Urquijo, con el apoyo del desarrollismo autárquico de la dictadura franquista proyecta a finales de los años cincuenta del pasado siglo una siderurgia integral en la cercana Beteta (7), llegando a construir un horno alto de hormigón, para explotar el hierro de Cuevas. El proceso se planteó para la utilización de carbón vegetal, que por sus mínimos contenidos en azufre y fósforo (negativos en exceso en los aceros por disminuir la homogeneidad con inclusiones no metálicas y aumentar la fragilidad ), producirían lingotes de alta calidad, previendo una producción de 15 toneladas diarias. Pero problemas con la fabricación y la comercialización del producto, dieron al traste con la empresa, que acabó quebrando y cerrando pocos años después de su inauguración
Muy distinta, si bien pareja en algunos aspectos, es la trayectoria de otra iniciativa de la “nobleza industrial” vasca que a finales del siglo XIX se hacen con la propiedad de las minas de Sierra Menera (en el límite de Guadalajara: Setiles y Teruel: Ojos Negros). Estos Industriales acaban fundando en 1900 la Compañía Minera de Sierra Menera. Desde estas minas, y otras más o menos distantes transportan el mineral de hierro a la costa valenciana, en Sagunto, para lo que crean no sin dificultades, una línea específica de ferrocarril Ojos Negros-Sagunto donde acaban fundando en 1917 una gran siderurgia: Altos Hornos de Sagunto (renombrada Altos Hornos del Mediterráneo a partir de 1971), aprovechando racionalmente el mineral. Dos familias de recia raigambre empresarial vasca: Sota y Aznar se embarcan unidas en la gran aventura. Mas los avatares políticos (los Sota permanecen fieles al gobierno de la República y los Aznar se alinean con los sublevados y vencedores) acaban con la incautación de los bienes de la familia Sota (el patriarca y fundador, Ramón, había fallecido en 1936 poco después del inicio de la guerra civil) y las otrora familias amigas, se vuelven enemigas irreconciliables. No es sino años después de morir el dictador, cuando la justicia acaba reconociendo la ilegitimidad de estas y otras muchas incautaciones a la familia Sota y restituyéndoles una parte de su patrimonio (entre ellos el edificio Sota en la Gran Vía de Bilbao, donde estuvieron ubicadas las oficinas centrales de la empresa (también del sector siderúrgico) para la que este relator trabajó durante más de 35 años).
Por complejos y concluyentes motivos, la siderurgia saguntina acaba echando el cierre en 1987, y como consecuencia de ello las minas de Sierra Menera se clausuran.
Notas.-
(1) El carburo artificial de silicio o carborundo, inventado en 1.843 por el británico E. Goodrich, tiene múltiples usos industriales en la industria electrónica, aeroespacial, electrónica, metalúrgica, etc, así como abrasivo (por alcanzar durezas próximas a la del diamante: 9 a 9,5 en la escala de Mohs) y para materiales refractarios. La empresa Navarro SiC. dispone de dos plantas de fabricación de este elemento, una en Mansilla de las Mulas (León) y la otra es la de Puente Vadillos. La producción se exporta al Reino Unido, Italia, Francia y Japón principalmente.
(2) El Guadiela, tras ser represado en Buendía, rinde sus aguas al Tajo en un bellísimo paraje: el embalse de Bolarque, inaugurado por Alfonso XIII.
(3) En el libro de José Luis Sampedro “El río que nos lleva” (1961, Aguilar), llevado a la pantalla, se describe la vida de estos hombres.
(4) Existe en este paraje, situado en el (hoy) camino de Alcantud a Santa Cristina una inscripción en una roca, que se denominó Peña Escrita en la que se señala a Cayo Julio Celso que costeó la pavimentación de varias millas de la calzada que por allí discurría
(5) El yerno de Miguel de Cervantes (casado con la hija del Manco de Lepanto, Isabel) fue arrendatario de la tal herrería, de donde salieron las rejas que ornan la catedral de Cuenca.
(6) Este “martinete” da nombre al puente que aún existe, en pleno P.N. del Alto Tajo, junto al que hay un descansadero de ganado, pues por él, además del sendero GR-66, pasa la Cañada Real de Merinas. Cerca se encuentra el salto de Poveda –artificial pero muy bello- en el propioTajo.
(7) Recomendamos para profundizar en este tema, el documentadísimo trabajo de D. Emilio Guadalajara , conquense y profesor emérito , "Los Altos Hornos de Beteta: Un proyecto fracasado" en este enlace.
Buen artículo Puma! Bonita zona. Muy interesante lo de la extracción de carburo de silicio hoy muy demandada en los semiconductores de los inversores de los coches eléctricos.
Gracias, Salva. Te tenemos que llevar por la Hoz de Tragavivos ¡Espectaculares panorámicas!
Q bonitos recuerdos de esa Hoz de Tragavivos lloviendo sin parar, de esos parajes conquenses de los que tanto hemos disfrutado, de esos "somieres" saltados a la "mecaguendiez", y de tantos kms andados... y animados por la prosa y las risas del grupo... una pena que el tiempo pase para tod@s.. para algunos más que para otros :-). Abrazos druida desde lusas tierras, también holladas por vuecencia..
Salva, gracias a tu comentario he caído en la cuenta de un error, pues en la entrada (ya corregida) hablaba por un lado del carburo de silicio, y por otro del de tungsteno o wolframio. Metal por cierto este último, que se explotó intensivamente durante la dictadura de Franco en minas de Galicia y que nos compraba la Alemania nazi para blindajes, pero la contrapartida era que la extracción del mineral liberaba arsénico con lo que con el tiempo los mineros (en buena parte presos de guerra) se envenenaban. La exportación a Alemania de wolframio causó fuertes conflictos diplomáticos con los aliados. Hay una película, "Lobos sucios" de 2015, que trata de este tema. Hace unos años proyectamos una excursión edutoursiana a estos parajes (Teixadal de Casaio) que, lamentablemente, nunca llegó a materializarse.