EL POZO VERDE
El denominado "Pozo Verde" es un lugar enclavado en el P.N. de la Sierra Norte de Guadalajara, en el T.M. de Cantalojas.
Es un salto de agua en el Río de la Hoz, aproximadamente un km aguas arriba de la "Junta de los Ríos" en la que éste se une al Sorbe que baja desde el Molino de Lázaro, hoy reconvertido en casa rural con el nombre de "Molino de la Malecilla" y al que se llega por una pista terriza desde Galve de Sorbe.
Hace diecinueve años descubrimos este extraordinario y recóndito lugar, de acceso muy complicado, pero no tanto como este último sábado (05/08/23) hemos podido comprobar. La aproximación hasta la Junta de los Ríos, que hoy está marcada como GR-167 (aunque las marcas dejan mucho que desear y aún no están completas) no presenta mayores problemas, salvo el repetido vadeo del río en bastantes puntos. Pero a partir de aquí, tanto si optamos por seguir por la margen orográfica izquierda (recuérdese que estamos remontando el Río de la Hoz, luego se trata de la orilla a nuestra derecha), como si lo hacemos con el calzado apropiado por el agua, la progresión hasta el Pozo Verde es de una dificultad extrema: baste decir que empleamos una hora y tres cuartos en recorrer mil doscientos metros.
El poco caudal, en comparación con el que tenía el río en junio de 2004 ha favorecido la eutrofización del área y la vegetación ha llegado a cubrir en algunas zonas el cauce, que transcurre bajo la capa vegetal, llena de trampas en forma de cavidades irregulares, formadas por las piedras en el fondo, para mayor abundamiento, recubiertas de algas resbaladizas.
Aún así conseguimos llegar hasta el Pozo Verde (para ser honestos, sólo el fotógrafo, pues el resto, hartos de tanto luchar con los elementos, nos quedamos a escasos cincuenta metros), lacerados y magullados por cierto, pero sin rompernos ningún tobillo. Una ruta genuinamente edutoursiana, vaya.
Como el lugar lo merece, por bello y -evidentemente- solitario, tenemos pensado "atacar por la zaguera", bajando desde Cantalojas y el Prado Merendero hasta el río. Pero eso será ya en la primavera del año próximo, a ver si la sequía nos da un respiro. En cualquier caso la zona, agreste y solitaria, ofrece muchas posibilidades en los numerosos barrancos y crestas a lo largo del itinerario.
Fue una batalla que mereció la pena. Ya estoy impaciente de probar llegar del otro lado al reino de las ranas y peces. Más adelante, añadiré otras fotos…