08.03.25
Participan: Christophe, Félix y Susana.
6,2 km y 171 m DA.
Seis éramos seis los que a las 11.00h habíamos quedado en la delegación edutoursiana de Paredes.
Diluviaba, había alerta meteorológica y esta recomendaba evitar desplazamientos.
Hicieron caso la mitad de los que acudieron a la cita. La otra mitad, no se sabe si más avezada o irresponsable, decidió hacer el recorrido que separa los pueblos citados.
Normalmente es un placentero paseo por el campo pero este sábado fue una auténtica aventura invernal.
Navegamos, pero no porque siguiéramos con una brújula una ruta indicada en un plano, es que el paisaje se había transformado en una especie de pequeña Finlandia.
Los habituales caminos eran arroyos y cuando estaban cercados eran embalses. Las llanuras se habían transformado en lagunas y los caminantes nos obligamos constantemente a buscar cotas altas atrochando, saltando vallas y franqueando esos clásicos somieres que nos recuerdan tiempos pasados.
Nuestras botas perdieron pronto su impermeabilidad ya que en ocasiones tuvimos que vadear con agua hasta una cuarta por debajo de las rodillas. No cesó la lluvia ni un instante en las aproximadamente dos horas que empleamos en el recorrido. El viento nos invertía constantemente los paraguas con los que nos protegíamos, cuando no los hacía volar, como le sucedió a Susana.
Tiramos de experiencia al prever que el pequeño río que antecede a Prádena sería imposible de vadear y tomamos una variante que nos llevó a la carretera y siguiendo la misma, al poco pasamos por el puente sobre un río que había multiplicado su caudal espectacularmente y seguro que no reconocerían ni los más viejos del lugar.
Una patrulla de la Guardia Civil vigilaba desde allí la evolución de la crecida y suponemos que lo que opinarían de nuestro estado mental no sería nada agradable. Dejamos de nuevo la carretera y accedimos a Prádena por un camino encharcado.
No importaba, las botas chapoteaban y era imposible que embarcaran más agua. Teníamos un viento de espalda que apretaba mi paraguas contra mi. Entre en el pueblo navegando con viento en popa a toda vela. Pura energía eólica.
Allí nos encontramos a los morosos que habían claudicado a las inclemencias del tiempo. En la moreria, dándole duro a la cerveza. Tuvieron la gentileza de retornar a los marchosos en coche a su punto de origen.
Yes, we could. O como diría Christophe “Nous pouvons el faire !”.
De este invierno ya tenemos dos marchas memorables, la de la nieve en Somosierra en febrero y la de la lluvia en Prádena en marzo.
Arriba los corazones. Edutours sigue ofreciendo oportunidades a los que quieran disfrutar de lo que la Naturaleza pone a nuestra disposición, de los beneficios de la amistad y del catálogo de chistes del Puma.    Fx2+A (cronista en funciones) (1+A también en funciones).