En la muy dilatada andadura de Edutours® (también denominada como La Cosa) (1) hemos conocido múltiples lugares, pero también (y es muy importante) múltiples gentes. Todas y cada una de ellas nos han dejado recuerdos, casi sin excepción, muy gratos. Aunque a la mayoría no las hayamos vuelto a ver, nos ha quedado su impronta. Y si es cierto, como decía Cervantes en una de sus Novelas Ejemplares que "El andar las tierras y comunicar con diversas gentes hace a los hombres discretos" nosotros tendríamos doctorado "cum laude" en discreción. Pero yo añadiría a esta virtud la de la sabiduría, porque de cada una de esas buenas gentes siempre algo hemos aprendido, y esos conocimientos transmitidos los hemos ido incorporando a nuestro acervo, tanto corporativo como individual.

Todo este rollo viene a cuento porque ayer hemos tenido un reencuentro con uno (si no el más) de los distinguidos proveedores del somatén de La Cosa.

Corría el año 1997 cuando en Estriégana, regresando de una de nuestras rutas, nos recomendaron un figón en Saúca: Goyo. Allí durante años, acabadas nuestras andaduras, disfrutábamos de unos CHF ilustrados, procedentes de genuinas gallinas de corral. Luego añadiríamos el de Ramos, en IriépaL, hasta que el figonero (Nemesio) se jubiló. Nos seguía quedando Goyo, pero a cuenta de una cinta de vídeo prestada y no devuelta por el DGC, veíamos cuestionada nuestra presencia. Conseguimos al final que la devolviera (bueno, fue este Cronista, quien hizo un viaje, ex-profeso, para tal menester), pocos meses antes de que el mismísimo Goyo de jubilara, una vez viudo. Pero entonces aparecieron Jose y Laura, que elevaron el nivel de las viandas hasta alturas estratosféricas (acabaron siendo conocidos en toda la provincia de Guadalajara). Tanto que los nombramos Figoneros de Honor de La Cosa, como quedó acreditado en el correspondiente diploma que se lucía en aquél local. Nunca hemos comido mejores CHF y otras viandas como en esta honesta casa. Pero un día decidieron abandonar los fogones y nos dejaron huérfanos. A partir de entonces vagamos sin gloria y con pena por múltiples ventas de mejor o peor calaña conformándonos con lo que había. Hasta ahora no hemos podido reemplazarlos.
Y ayer, con el pretexto de recorrer Sierra Ministra y alcanzar las fuentes del Henares, en Horna, fuimos a cumplir la promesa de ir a visitarlos en Bujarrabal, donde ejercen de cabreros, a degustar su queso, consecuencia de su buen hacer consuetudinario, elaborado con la misma honestidad y entrega con la que durante años rehabilitaron nuestros estómagos tras las, a veces fatigosas, caminatas sabatinas.

(continuará)

(1) Creo que podemos asegurar que dilatada es por veterana (más de 25 años), por recorrido (más de 8.000 km a pie descritos en las Crónicas Edutoursianas) y por algunos de sus componentes, ciertamente añosos (alguno supera la "ochentena" y otros se aproximan)

CHF Siempre Ricos

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