El Arroyo de la Laguna nace en la Laguna Grande de Peñalara y, tras un corto recorrido de poco más de tres km, rinde sus aguas al río Lozoya o de la Angostura, como se le denomina por estos parajes.

La breve ruta (breve por distancia y por tiempo) que llevamos a cabo el pasado día 12/07 tres únicos cronopios (Susana, Félix y el Cronista, Fransuá no pudo venir por un malestar sobrevenido, pero apuntado estaba) parte del puente de la M-604 sobre el citado arroyo.

Con puntualidad cuasi británica nos encontramos los dos coches en el aparcamiento de Cotos, por un lado el del Cronista, que viene de tierras campiñeras y de otro minutos después con Félix y Susana provenientes de su residencia escurialense. Los tres en el segundo nos dirigimos al puente y su exiguo aparcamiento de apenas media docena de coches. Como es temprano, somos los primeros (y únicos) en llegar. Faltan aún diex minutos para las nueve cuando nos ponemos en marcha saltando el quitamiedos para bajar por una senda, casi trocha, que baja junto al arroyo rodeados de exuberante vegetación con el oído atento al vivificante sonido del agua que fluye con buen caudal.

En algo menos de media hora llegamos a la Colada del Camino de las Vueltas, que viene desde el Puente de la Angostura, aunque lo vamos a dejar apenas doscientos metros más adelante para desviarnos por otro que desciende hasta el propio río que cruzamos por un puente remontando su curso.

Cuarenta minutos después llegamos a la confluencia con el Arroyo de los Cotos y, tras una breve vacilación sobre la continuidad de la ruta a seguir, volvemos sobre nuestros pasos regresando a nuestro río, que a partir de este punto tiene un tercer nombre: Ya no es ni Lozoya ni Angostura, sino Arroyo de las Guarramillas, ya que nace en el Circo homónimo junto a las instalaciones de la Estación de Invierno de Valdesquí. Hacemos una breve pausa de diez minutos para un somero bocado y poco después ya empezaremos a encontrar personal, cada vez más numeroso, aposentado en las múltiples pozas que jalonan nuestro arroyo. Incluso, ya en las cercanías del sendero de subida al Refugio del Pingarrón (lamentablemente en estado de abandono) veremos auténticas multitudes, dada la cercanía al Puerto de Cotos.

Bajamos hacia la carretera de servicio de Valdesquí, y llegados a Cotos, los cronopios senadores en el auto del Cronista parten al Escorial mientras la cronopia Susana, prosigue a pie hasta el punto de inicio, reuniéndose una hora más tarde con los desertores para una buena comida ante una mesa bien provisionada.