La historia de la siderurgia española, a la que este Cronista ha estado ligado durante toda su vida profesional, sufre un importante impulso con la construcción en Marbella de unos altos hornos en 1826 (1). Es su creador el emprendedor de origen riojano: Manuel Agustín Heredia, a quien deben su apellido multitud de personas de etnia gitana (2). El mineral de hierro se extraía de las minas ubicadas en la cercana Ojén (donde la copita de aguardiente).
Lamentablemente, esta industria siderúrgica acabó con la mayor parte de los bosques malagueños, puesto que en lugar de carbón mineral, utilizaban el de origen vegetal. Miles de hectáreas fueron deforestadas (sobre todo de abies pinsapo) y, precisamente por ello acabó sucumbiendo ante la más competitiva industria siderúrgica del norte, que empleaba coque.
Como resultado de ello, y de los incendios, una gran parte de estas montañas, todas calizas, está más pelada que el culo de un babuino, por lo que en verano, transitar por ellas se hace muy duro, inasumible salvo de noche o cortas marchas tempraneras al alba.
Cerca de Marbella, junto al río Verde, aguas abajo del embalse de la Concepción (nombre de la primera fundición de Heredia) están las ruinas de aquellos cuatro hornos, al pie de la Sierra Blanca, que vuestro Cronista ha hollado varias veces, en solitario porque a los cronopios y cronopias les pilla demasiado lejos.
Cristina manifestaba hace poco en un comentario que desconocía que Málaga fuera tan montañosa. No es la única. Poca gente lo sabe, pero no hay muchos sitios en nuestra península en los que puedas salvar desniveles cercanos a los 1.000 m en tan solo 5 km., lo que da idea de lo escarpado de esta provincia, que casi todo el mundo conoce por sus costas, pero no por sus montañas. Salvo en verano, como decía, el resto del año plantean "paseos" maravillosos en los que, salvo algún "guiri" despistado, no es frecuente cruzarse con alguien. Y os lo asegura quien, a lo largo de veinte años ha pasado más de 300 horas pateándolas
Bueno pues hoy, como casi siempre por aquí, solo, me he atrevido con la subida hasta la Cruz del Juanar (1.184) desde el Puerto Rico Bajo (210) por el Puerto de Marbella, por el que ya pasé, hace once años, llegando a La Concha (1.215), pero aquella vez desde el Refugio de Juanar, con un desnivel notablemente inferior. Y es que los Senadores de Edutours, por nuestra edad provecta ya somos abueletes, pero "sobraos", eso sí. Y si no, he aquí la prueba: poco después de aparcar mi coche en el inicio de la ruta, aparecen dos alemanas en el suyo (teutonas de verdad, no como la de la anécdota del DGC en Hoyos del Tozo-BU, lo sé porque se lo pregunté). Una, de unos treinta, hablaba español perfectamente, la otra quizás cercana a cincuenta (¿madre e hija?). Su atavío era discreto: leggies, chaquetilla a juego, buenos deportivos (que no botas) y mochililla. Tras el saludo imprescindible manifiesta la más joven que ha hecho ya esta subida (hasta el Mirador de la Cabra) más veces. Así que les pido información y comienzo mi andadura. Poco después de abandonar la pista (1 km) y tomar el sendero me adelantan con brío. Auf Wiedersehen, les digo. Un centenar de metros más adelante caigo en la cuenta que estoy en una cota superior a la suya (¿?): se han equivocado, manifiestan. Bueno, pues ya no volvería a encontrarlas. Las divisé en el Mirador cuando estaba a medio camino de la Cruz de Juanar : les había sacado una media hora más o menos, y eso que los que me conocéis sabéis de lo pausado de mi ritmo de andadura (3). En su descargo, no obstante, añado que iban rajando (en "tedesco", por supuesto) y, ya se sabe que verborrea y ascensiones maridan mal.
En el descenso (algo durillo) de la Cruz, me crucé con otro "abuelete sobrao", aparentemente de edad más provecta aún que la mía, que venía desde Ojén: era vasco. Está claro que en la piel de toro (al menos algunos) somos personal de muy buena calidad.
En cuanto a la historia de la cruz de hierro negro que corona el pico , se cuenta que unos marineros en un día de negra tormenta viéndose perdidos, se encomendaron a la Virgen del Carmen. Las olas les zarandeaban, averiada la brújula, necesitaban localizar una referencia en el horizonte, y entre los jirones de los negros nubarrones apareció el pico, a levante de La Concha desde el mar. Así se orientaron y en agradecimiento a la tal Virgen (que con otro nombre vela por los edutoursianos), con hierros de su propia embarcación construyeron la cruz que aún hoy se divisa desde mar adentro y la subieron en religiosa peregrinación. El Pico de la Cruz de Juanar (recordad: 1.184) dista en línea recta 6,5 km de la costa. Pero es que La Concha, aún más alta (1.215) está todavía más cerca: a tan solo 5,2 km ¿Es o no Málaga una provincia con notables promimencias?

(1) Son anteriores (1772) las fundiciones riopenses de San Juan de Alcaraz (de bronce), y otras propiamente de hierro (ferrerías) en el País Vasco (Orbaiceta), Asturias (Taramundi), aunque los primeros altos hornos se crean en Galicia (Sargadelos) en 1794.
(2) La Fundición La Concepción llegó a emplear a 2.500 personas, muchas de las cuales de esta etnia que, careciendo de papeles que acreditaran su identidad, fueron "prohijados" por el empresario, que pertenecía a la masonería (hasta el Camborio lorquiano era Heredia de segundo). Su hija Amalia casó con Jorge Loring Oyarzábal, ambos grandes filántropos, como quedó demostrado durante la epidemia de cólera que asoló la costa mediterránea en 1855, lo que le valió el título de marquesado. Su nieto, Jorge Loring Martínez fue uno de los precursores de la aviación española (fundó AISA), otro sector al que está ligado vuestro Cronista. Su ideología, bien distinta a la de su abuelo, le hizo colocarse en la guerra civil en el bando rebelde, siendo fusilado (sin juicio previo) un par de meses después del inicio de aquélla.
(3) Aunque hay algún otro Senador más pausado aún que yo. Eso si en desniveles sea subiendo o bajando, porque en el llano nos deja atrás a todos.

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