EL D.G.C. NOS HA DEJADO, QUE LA TIERRA LE SEA LEVE
PUMAAcabo de enterarme de la terrible noticia: el corazón del Edu, fatigado por tantas vicisitudes ha dejado de latir. Muchas correrías junto a él se agolpan en mi recuerdo. Quienes tuvimos la fortuna de compartir con él, no cientos, sino miles de kilómetros a pie por tantos y tan diversos parajes nos vamos a sentir huérfanos y le echaremos de menos.
Su último deseo fue que sus cenizas se aventaran en el Ocejón, en ese pico desde el que en la ya lejana fecha de febrero de hace veinticinco años iniciamos una loca y desordenada huida por la pendiente equivocada con nocturnidad (la alevosía la puso la casi impenetrable vegetación, que a medida que bajábamos nos iba despojando de ropas, cantimploras y otros efectos). Venía con nosotros un australiano, David, que, ya en Valverde de los Arroyos, a donde llegamos pasadas las 21:30 nos dijo que los españoles estábamos locos.
Amigo Eduardo, te acompañaremos en tu último viaje a esa cumbre, será un honor.
Con inmensa tristeza te decimos: Descansa en paz, querido Edu. Gracias por tantos buenos momentos compartidos y, sobre todo. porque gracias a tu tesón aprendimos a amar las montañas.
FR 
ES
La última vez que nos acompañó fue en abril del año pasado en aquella ruta en la que acabamos con ese cocido criminal de San Andrés del Congosto.
Enorme tristeza por esta pérdida y me viene a la memoria las caminatas que compartimos que, sin ser tantas como otros compis, si que dejaron huella. Que la tierra le sea leve. D. E. P.
Noticia super triste para sumar a un verano horrendo en nuestras queridas montañas. Fue una suerte conocerle y compartir con él montaña, chistes, y cenas, amén de sus furibundas críticas sobre los que estropeaban nuestros montes.. Un abrazo para tod@s, especialmente para los senadores que le acompañaron estos más de 25 años.
Otra de los cientos de anécdotas del Edu. Creo que ocurrió en diciembre de 1997 volviendo del Pico Santotis, en la Sierra Gorda. Habían dejado una reala de perros en un remolque como reclamo para un perro que se había perdido (ya pasadas las 23:30 vendría a recogerlos el dueño, que nos ahorró un buen trecho llevándonos en su 4x4). Al oírnos u olernos la jauría se puso a ladrar al unísono. Rogelio me dijo, acércate tú que tienes buena mano con los animales a ver si les tranquilizas. Joaquín (otro veterano edutoursiano que nos dejó en enero de hace diez años ¿Qué rápido pasa el tiempo!) y que tenía pánico a los perros camperos estaba casi al limite de sus fuerzas y exclamó: vosotros saldréis corriendo si nos atacan y yo como no puedo, me quedaré de carnada. El Edu, con su particular sentido optimista sentenció: No os preocupéis. que no pueden hacernos nada, porque estamos en un camino que es público. A lo que Rogelio rápidamente le propuso que en lugar de mí, fuera él a advertirles de esa circunstancia y que si nos atacaban se verían metidos en un buen lío. Así era Edu.
Lamentable perdida de un compañero, con el que pasamos buenos momentos y grandes caminatas, descanse en paz.
No hice muchas rutas con Edu, pero algunas solamente los dos. Recuerdo su alegría, disfrutando como un niño, cuando no dimos con cárcavas que no conocíamos por Congostrina. Es un buen recuerdo entre muchos otros.
Su dividiéramos en categorías al anécdotas del Edu, en primer lugar estarían las relativas a cazadores, enemigos naturales. En segundo lugar, todas aquellas ocasiones en que aprovechaba para sumergirse en ríos, estanques o lavaderos públicos. Después vendrían su afán de destrucción de todo vestigio de civilización en forma de postes de señales, sus arreglos de bicicletas o sus motes a contrincantes políticos.