Aprovechando un desplazamiento por razones de trabajo (iba a pasar la noche en Mérida), decidí dar un paseo circular bordeando el embalse de Cornalvo, de construcción romana y junto con el de Proserpina, declarado Patrimonio de la Humanidad, que al año siguiente de mi visita fue declarado Parque Natural.
Poca gente debían -entonces- estar acostumbrados a ver las personas que encontré en mi paseo de dos horas, como puede apreciarse en la narración adjunta. Otra curiosa muestra que recuerdo es que una de esas personas me preguntó "¿Es usted el del corcho?", confundiéndome, al parecer, con algún funcionario que debía ir a inspeccionar los alcornoques o ocon algún representante de quien les compraría su corteza.
Aún recuerdo la paz del entorno, solitario la mayor parte, hasta el punto que aves, cigüeñas incluidas, anidaban al alcance de la mano. Incluso pude notar que había algún nido en el suelo, junto a unos matorrales, lo que me sorprendió ya que indicaría la ausencia de depredadores.
Por si a alguien interesa, dejo el rutómetro que elaboré, aunque hoy, diecisiete años después, podría haber diferencias con el que entiendo debe haber de forma oficial.

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