EL ÁGUILA IMPERIAL IBÉRICA, UNA ESPECIE ENDÉMICA DE ESPAÑA

Por su indudable interés, incluimos la traducción íntegra de este artículo, aparecido con este mismo título en el periódico digital "Le Petit Journal", que firma Armelle Papen Van Dyck, vicepresidenta de la Asociación de Corresponsales de Prensa Extranjera en España.

EL ÁGUILA IMPERIAL IBÉRICA, UNA ESPECIE ENDÉMICA DE ESPAÑA

Los esfuerzos de conservación para preservar esta especie endémica de la región mediterránea, en peligro de extinción, comienzan a dar sus frutos. En 1974 sólo se contabilizaban 39 parejas. 

Los últimos resultados según un estudio llevado a cabo conjuntamente por las administraciones medioambientales española y portuguesa son muy positivos.

DE 325 A 841 PAREJAS REPRODUCTIVAS EN DIEZ AÑOS

Entre 2021 et 2022, ha sido censado un mínimo de 841 parejas de las cuales 821 en España y una veintena en Portugal. Estos datos representan un aumento del 53% de la población desde 2017, cuando el censo a nivel ibérico arrojaba 536 parejas.

 El águila imperial ibérica es una de las especies emblemáticas de la fauna española y la única rapaz endémica de la península ibérica. La especie está repartida actualmente en cinco comunidades autónomas y 396 territorios, lo que representa el 47% del total en España.

HÁBITATS DEL ÁGUILA IMPERIAL IBÉRICA

Castilla-La Mancha es la comunidad que acoge el mayor número de parejas reproductoras (396). Las grandes zonas de esta región con hábitats favorables para esta especie, asociadas principalmente al valle del Tajo, al entorno de Sierra Morena y al Campo de Montiel, han permitido un aumento significativo del número de parejas. Toledo es la provincia preferida por esta especie. 

Andalucía ha experimentado igualmente un notable incremento, pasando de 70 parejas en 2011 a 136 en  2022, que han llegado en los últimos años hasta las Sierras Subbéticas y a la provincia de Granada.

Castilla y León a su vez, cuenta con 131 parejas con clara tendencia al alza, es especial al norte de esta región.

La Comunidad de Madrid alberga igualmente una notable densidad de águilas imperiales, alcanzando las 83 parejas en 2022 (30 en 2008).

En Extremadura, la población de estas aves aumenta igualmente, aunque a un menor ritmo, hasta alcanzar las 75 parejas en 2022. 

Por su lado, Portugal declara un mínimo de 17 parejas en su territorio, estimando un total posible de 20, principalmente repartido entre el Alentejo y zonas limítrofes con Extremadura.

EN 1974 QUEDABAN ÚNICAMENTE 39 PAREJAS

El primer censo nacional de la especie, llevado a cabo en 1974 había dado como resultado el de 39 parejas. Catorce años más tarde, había ya más de cien (104) y la población no ha cesado de crecer desde entonces, a una tasa media del 6% anual, hasta alcanzar 841 en 2022.

En 2023 hay prevista la realización de un nuevo censo que confirmará la tendencia.

LA ELECTROCUCIÓN, EL ENVENENAMIENTO, LA CAZA Y LAS EÓLICAS

La labor llevada a cabo por administraciones públicas, propietarios privados, organizaciones de conservación e investigadores ha contribuido a la recuperación de una de las especies más representativas de la fauna ibérica.  La modificación de las características técnicas de los soportes de los tendidos eléctricos peligrosos ha sido fundamental para mejorar la supervivencia de la especie, ya que la electrocución en estas estructuras ha sido -y aún sigue siéndolo- el principal factor de mortalidad no natural del águila imperial ibérica.

EL ÁGUILA IMPERIAL IBÉRICA, UNA ESPECIE ENDÉMICA DE ESPAÑA
Evolución del número de parejas de águilas imperiales desde 1974 - MITECO

Otro importante factor de mortalidad no natural es el envenenamiento por cebos tóxicos ilegales. Entre 1992 y 2017, se han encontrado 195 individuos muertos por esta causa. También hay otras amenazas para esta especie, entre las cuales está la persecución por medio de métodos ilícitos (la caza, por ejemplo), el envenenamiento por ingesta de presas con elevados índices de metales pesados (plomo principalmente) y la proliferación de infraestructuras tales como las turbinas eólicas que pueden afectar negativamente a su recuperación.

Por consiguiente, pese a estos resultados positivos y el éxito en la tarea de regeneración del águila imperial ibérica, que ha reducido sensiblemente el riesgo de su extinción, sigue siendo necesario seguir con estas tareas de vigilancia e investigación, con inversiones en la adecuación de los tendidos eléctricos, con la protección de las zonas críticas de cara a transformaciones de sus hábitats fruto de la puesta en práctica de desarrollos energéticos y la reconciliación con buenas prácticas en el entorno rural. Al tratarse de una especie endémica, España y Portugal tienen una responsabilidad global en cuanto a garantizar la conservación de esta especie, considerada prioritaria en el conjunto de normas y convenciones internacionales en cuanto a la conservación de la biodiversidad.

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Los parques eólicos hacen estragos en las aves a pesar de los sistemas anticolisión.

BONIFACIO, CRIADA EN FRANCIA, ÚLTIMA VÍCTIMA DE UNA TURBINA EÓLICA

Una turbina del parque de San Francisco de Borja, en Zaragoza, ha matado a un ejemplar alavés de águila de Bonelli, rapaz amenazada y protegida en Europa. Bonifacio, como se llamaba, era un macho del programa europeo "Aquila a Life", proveniente de un programa de reproducción en cautividad francés, y puesto en marcha por la Diputación Foral de Álava para reintroducir esta especie amenazada en su territorio. Un nombre propio que hoy simboliza los estragos de las eólicas en la avifauna. La turbina en la que encontró la muerte Bonifacio estaba sin embargo equipada de un sistema de detención anticolisión.

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